Dialecto deportivo

Texto: Javier Cuesta. Fotos: Secundino Pérez
Fuese verdadera o falsa, circulaba la divertida teoría de que los médicos utilizaban letra retorcida e ilegible para defenderse de sus pacientes.
Ahora parecen haber adoptado esa práctica los técnicos de fútbol, que manejan un lenguaje vacuo y complicado a la vez para decir sin decir. Para enredar a los aficionados, a periodistas, a directivos. Para defender lo indefendible o justificar el último fracaso de su equipo.
Es conmovedor escuchar a un Aira cualquiera en una radio cualquiera, tras otro partido frustrante, cosas como estas: hemos intentado incluir verticalidad, generar más situaciones de superioridad, no tuvimos transición y nos faltó más ritmo de balón al ingresar en el terreno, crear más espacios de peligro, encimar en la divisoria, conectar y desdoblar, tirar diagonales y asociarnos, desdoblar en la zona de enganche, perfilarnos mejor para disparar y ganar situaciones de duelo… Pero estamos contentos con las sensaciones. Satisfechos con nuestro nivel de exigencia.
O sea, el metalenguaje de la nada.
¿En qué idioma nos habla el míster, qué gramática es esa? Ya pueden limpiar, fijar y dar esplendor los `Mateos y Merinos´ en la RAE para que luego venga un teórico entrenador de fútbol a destriparles toda la labor.