FueGoS ArTiFiCiaLeS
Texto y voz: Karmenk y fotos: Secundino Pérez
Suenan los avisos.
Boonm, boonm, boonm,
y, ya, cada cual tiene su sitio, quien no lo tiene corre hacia él.
Somos muchas, muchas personas mirando al cielo
juntas, muy juntas,
esa proximidad magnifica el momento.
Miramos al cielo.
Esperamos ver la noche cargada de estrellas de colores,
estrellas de colores cayendo sobre nuestros rostros,
sobre nuestros cuerpos.
Ssssich, boonm!!!
Pierdo al cercano,
olvido la multitud, aunque la sé al lado.
entro en meditación contemplativa.
Ssssich, boonm!!!
Elijo estar cerca del pirotécnico.
¡Que las estrellas cubran mis sentidos!
¡Que los colores invadan mis pestañas,
para, con ligero parpadeo, ir dejándolos entrar a navegar por mi mar y
que las corrientes marinas acaricien todas y cada una de mis células subatómicas!
Schiss, boom, ssssiiiii
¡Aaah, exclamamos!
Veo y siento la armonía de las parejas, las familias, las pandillas
disfrutando de lo mismo que yo.
Aplaudimos con fervor los cohetes que nos gustan.
Valoramos la armonía,
el ritmo,
la secuencia,
la innovación
y esperamos con devoción los dorados
una palmera,
dos palmeras,
tres palmeras,
apoteosis de palmeras doradas.
¡El cielo se llena de oro y yo, también!
¡Luego vendrá el apoteosis de color…!
Es un placer infinito y agradezco al universo su permiso,
porque sé que hay personas que los temen, que les incomodan.
En una ocasión en que comenzaron a tirar una alborada cerca de la casa, cuando los entusiastas de la pólvora festiva corríamos hacia donde verla mejor,
nuestro pequeñín, de tres años, y el perro corrieron a esconderse, me fui hacia ellos al ver su cara despavorida, y el niño le decía al perro
–¿Tú també los tenes miedo?.
Sí, la vida tiene todos los colores de los fuegos artifíciales.
“El famoso cohete” es un bonito cuento de Oscar Wilde.