Hoy tocaba azul
Texto y fotos: Secundino Pérez
Todos los días veo fotos, tiernas, amables, preciosas, perfectas. Mis colegas, mis amigos, a los que sigo por las redes, todos cámara en ristre paseáis junto a vuestro perro, vuestro amigo o acompañados de vuestros pensamientos y os enfrentáis, lo mejor que podéis, a vuestro yo. Encontráis belleza en una fría mañana que hiela las hojas de los árboles, que llena de brumas y escarcha los campos, o en los picos de las montañas de vuestro alrededor. Al mismo tiempo, Irma, Lorena, Mario, Aníbal… suben a Instagram sus mejores “yos”, los selfies, las fotos de los amigos y así llenáis de retratos y buenos momentos las redes. A veces pienso si queda algo por fotografiar. Si queda, claro que queda. Mira a tu alrededor y busca la belleza o la armonía el devenir.
Todas las mañanas amanece pero no son iguales. Lo observado depende de quién lo mire. Enero, frío, lluvia, pandemia, calles vacías, silencio, gente en a las terrazas de los bares y por fin el futuro, el alborozo de un patio de colegio. Fuera, una pareja de edad avanzada caminan bajo la lluvia atravesando el Parque de los Reyes. Él lleva el paraguas y sólo él se tapa. Caminan en silencio, ella le coge del brazo. Qué más? No sé. Por el barrio de Santa Ana los grafitis ya no asustan a los paseantes. A la Plaza del Grano le ha salido el verdín en soledad junto a sus cantos rodados. Una chica joven con una melena bien peinada y bien cuadrada, pasa junto a las casas más antiguas del barrio y ya en la Plaza de la Catedral a la voz de tres, madre e hija separan el paraguas para que las tomen una foto. Luego, alguien camina hacia la puerta principal bajo otro paraguas azul. Hoy tocaba azul, azul esperanza para que otra vez volvamos a fotografiar el invierno de León con sonrisas.