León. Las paredes hablan
Texto y fotos: Javier Cuesta
Cómo nos gustan las pintadas en los muros, en paredes, en farolas, en los bancos. Ojo, las pintadas inocentes, aseadas, no gamberras; las que ilustran y no ensucian. Los grafitis incontrolados son ya otra cosa, espantajos que emborronan fachadas, vagones de trenes o ciudades enteras. Eso no.
Las pintadas, en cambio, dan siempre mucho juego. Son el ingenio en estado puro, voces de poetas anónimos, talento telegráfico y un grito espontáneo. Son el twitter de la calle. Un tuit en una tapia, por así decirlo.
Aquí va una pequeña muestra de ese gran lienzo que es el asfalto y la calle entera en realidad. No importa mucho finalmente si se trata de frase propia, una ocurrencia personal o bien una conocida cita ajena. Porque lo sustancial es que alguien (escritor anónimo para siempre) quiere comunicarse con mil interlocutores (mirones anónimos para siempre).
Hay mensajes divertidos, otros tristes. Los hay más simples, incluso ñoños, otros profundos. Algunos son tiernos, muchos reivindicativos, casi todos burlescos, atrevidos, sinceros, lacónicos, brillantes… Pero siempre ingeniosos y certeros. Lapidarios.