Ten cuidado con lo que sueñas…
Texto: Rosa Mikaela Bayón. Fotos: Secundino Pérez
¿Y por qué? Sería la pregunta no solo de los niños, que en una etapa de su vida se lo cuestionan todo automáticamente, y que desgraciadamente es una etapa más en sus vidas, que abandonan ¡para alivio de algunos sus padres¡ Y digo desgraciadamente, porque con ello abandonan la capacidad de cuestionarse la realidad. De la misma manera los adultos que aún no han perdido su capacidad interrogatoria se preguntarían ¿por qué es peligroso ver tus sueños hechos realidad?
Mi repuesta: puedes temer la materialización de tus sueños cuando lo que deseas intensamente la vida no te ha preparado para recibirlo. Si la vida te ha ido preparando y es el momento óptimo no debes temer, disfrútalo.
Pues ese día llegó en mi vida y mi sueño se cumplió, el sueño que en un principio era el de un gran profesor, que tuve la suerte de conocer en mi época como estudiante. Era tan bueno que me hizo soñar, me hizo compartir su sueño y me hizo amar aquello que él defendía en las aulas con tanto ahínco. Con el devenir de los años las piezas van encajando y lo que no tenía sentido en aquellos años ahora ha tomado forma y se ha convertido en mi vida. Si en aquel momento, me llegan a decir que se puede alcanzar en la vida todo aquello que tú te propones, no habría puesto más que excusas para argumentar que esto no es posible y es falso. Pero desde la postura que hoy me encuentro puedo rebatirme a mi misma en mi juventud. Todo, todo lo que me ha traído hasta el lugar en que me encuentro actualmente, tiene su importancia para la consecución de la materialización de mi sueño. No le resto importancia a ninguna de las enseñanzas que he obtenido tanto a nivel laboral, como los estudios poco o nada relacionados con mi actividad actual. ¿Y sabéis por qué? , porque todo ello me ha formado como persona y me ha otorgado una serie de experiencias que espero transformar en sabiduría.
Me encuentro aquí, donde tantas veces él soñó para León, el edificio de colores que pocos alumnos comprendíamos pero que él nos explicaba: el edificio que se encontraba en continuo diálogo con los edificios que le rodeaban, y en discusión con alguno de ellos como el Parador de San Marcos. Y afortunadamente Javier he de decir que varios de tus alumnos, hoy nos encontramos en el Museo que soñaste para León, el MUSAC. Y que esta batalla, esta vez sí la ganaste a Valladolid y con ello ganamos todos los que hoy en día nos sentimos afortunados por formar parte de tu sueño.
Cuantas veces pasé delante del edificio recordando el sueño materializado de mi profesor, y soñé con formar parte de él. Y ese día llegó, mi sueño se cumplió y hoy ya no miro desde fuera las vidrieras de colores sino que mi mirada fugitiva, es desde el interior del edificio esperando que vengan los visitantes. Y los momentos de inactividad no importan, porque estoy donde quería estar. Porque la simple contemplación del espacio, me hace recordar la lucha tanto personal, como la de su principal impulsor, porque este edificio estuviese en el sitio que le pertenecía.
Agradezco que nos transmitieses desde el aula el amor por el arte, agradezco que me hicieses comprender y valorar el arte contemporáneo y entender que los tiempos actuales necesitan manifestarse de formas diferentes a como se venía haciendo anteriormente. Porque los tiempos han cambiado y con ello las sociedades, así nuestra forma de manifestarnos y expresarnos debe estar en consonancia con nuestra realidad.
Todo aquello en lo que verdaderamente crees y está arraigado en tu interior, si luchas por ello y crees en ello, se puede conseguir. Mi sueño se hizo realidad, si bien es cierto que tardó años en cumplirse, porque lo abandoné. Pero en el momento que volví a creer que podía ser …me ilusioné , disfruté y se materializó ¡Lucha y nunca dejes de soñar.¡
Gracias Javier Hernando.