Tierra hidalga, tierra mía
Texto: Anabel Martínez y Fotos: Secundino Pérez.
Gea, Cibeles, Gaia, Terra Mater, Geb, Rea o Pachamama son algunas de las deidades, en su mayoría femeninas, que representan a la Tierra, a la Madre Tierra. Cerca de 200 países celebran hoy, 22 de abril, el Día Internacional de la Madre Tierra, con el propósito de concienciar sobre los males que acechan y afectan al planeta en el que vivimos. En plena pandemia por Covid-19, el Día Internacional de la Madre Tierra recuerda los efectos devastadores del último año como los incendios de Australia, el calentamiento global, las enfermedades de trasmisión animal o las plagas. En 2020, la celebración de la Madre Tierra quiere hacer hincapié en las ciudades verdes y en la biodiversidad biológica, teniendo en cuenta que este año es el Año de la Biodiversidad.
Planeta que habitamos. Así define la Real Academia de la Lengua la Tierra. Pero el concepto de tierra es mucho más amplio y se escapa al puramente astronómico. Es la tierra, el terruño, nuestro hábitat, esta “tierra hidalga, tierra mía” a la que también alude el Himno a León (el oficioso que no oficial).
La celebración del Día Internacional de la Tierra, fue proclamado por la ONU en 2009, tiene su germen en las acciones impulsadas en 1970 por el senador de Wisconin (Estados Unidos), Gaylord Nelson, sobre la necesidad de concienciar a la población de preservar el medioambiente y luchar contra la superpoblación y la contaminación. El reto, salvar a la Madre Tierra, con la implicación de todos los estamentos. En 1972 se celebró en Estocolmo la Cumbre de la Tierra, 2008 fue el Año Internacional de a Tierra y el 22 de abril de 2009 la ONU instauró la celebración de su día internacional.
La Resolución de la Asamblea General de la ONU del 22 de abril de 2009 reconoce que “la Tierra y sus ecosistemas son nuestro hogar, y convencida de que para alcanzar un justo equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y futuras, es necesario promover la armonía con la naturaleza y la Tierra”. Además, recoge que “Madre Tierra es una expresión común utilizada para referirse al planeta Tierra en diversos países y regiones, lo que demuestra la interdependencia existente entre los seres humanos, las demás especies vivas y el planeta que todos habitamos”.
Once años honrando de forma oficial a la Madre Tierra, pero toda la historia venerándola. Desde el inicio de los tiempos, la Tierra ha sido la madre de todas las cosas, y como tal ha tenido su representación en forma de deidad, generalmente femenina, y en todos los continentes y civilizaciones.
Sólo algunos ejemplos. Pachamama es la Madre Tierra, una deidad inca que representa al planeta Tierra. Cibeles es la diosa frigia de la Madre Tierra en Anatolia (en la antigua Turquía) venerada en desde el Neolítico. Esta diosa, una mujer sobre un carro con una muralla por corona, derivó en la mitología griega en Rea. Grecia tenía en Gea a la diosa primigenia que personificaba a la Tierra y madre de los dioses. En el antiguo Egipto, Geb era del dios de la Tierra; Jorb la diosa de la naturaleza presentando a la Tierra con la mitología nórdica; Amalur, la diosa de la Tierra en la mitología vasca; Ki, diosa mesopotámica; Diti, en el hinduismo; Hou Tu, en China…
La Tierra ha sido vista como un ente sobrenatural que protegía a todo lo que había en ella. La realidad es que una parte de lo que habita en ella es su principal mal, lo que ha llevado a los gobiernos a establecer medidas para curarla, medicinas que si se aplican por todos sí son efectivas. La prueba la tenemos estos días de confinamiento más allá de nuestras ventanas y balcones: el descenso de la contaminación que permite ver Menorca desde Barcelona, que desaparezca la boina de polución de Madrid. En León, esa “tierra hidalga, tierra mía”, también han descendido los agentes contaminantes el aire.