Todos los caminos conducen a… casa

Texto y fotos: Javier Cuesta

El ambiente empieza a parecer preapocalíptico, semejante a las atmósferas distópicas de algunos libros o películas como Mad Max o La carretera. En Francia por lo visto se han disparado las ventas de La peste, alegoría creada por Camus hace más de setenta años y sin embargo absolutamente actual. Aunque el libro más de moda a este paso va a ser Viaje alrededor de mi habitación, de X. de Maistre. Escrito a finales del XVIII, narra el viaje emprendido por su autor durante cuarenta y dos días sin salir de su cuarto, viajando con la imaginación: “Un buen fuego, unos libros, unas plumas ¡cuántos recursos contra el aburrimiento!” Más o menos, con otros pasatiempos, es lo que nos queda.

Fuera del hogar protector, el miedo. El miedo y la nada. No fútbol, no bares, no papel higiénico, no mascarillas… La hecatombe. Todo por un jodido bicho invisible, que anida igual en un cuerpo sano que enclenque, lo que supone que veamos a cualquiera a nuestro lado como un potencial apestado. Y en esta situación, ahora ¿todos al pueblo, a invadir e infectar a los que han estado solos como perros negros durante el invierno? ¿Para eso sí sirve la España vaciada, para llenarla de mocos? Pues no, quieto cada uno en su rincón.

Así pues, arrestados. Confinados y sin poder movernos, precisamente en la era de las comunicaciones y la globalización. Un virus de apenas quinientos nanómetros de tamaño (un bichito, que diría Sancho Rof) nos ha tumbado, vencido, humillado. Nos está bien empleado, por pingos. Pero ¿qué apostamos a que tampoco aprendemos nada cuando todo esto se supere?

CALENDARIO

diciembre 2023
L M X J V S D
 123
45678910
11121314151617
18192021222324
25262728293031
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad